SOBRE “EL CHOFRE INVESTIGA”
No me gusta hacer leña del árbol caído, no van conmigo, no es mi estilo, lo aseguro. Pero ha llegado el momento, tan esperado por mí, de hacer algunas consideraciones acerca del repugnante texto presente
-entre otros- que usted rescata con acierto justo ahora, y que debería servir para refrescar la memoria a más de uno.
Ante todo copio del mismo el miserable párrafo siguiente:
“Hay que decir también, que los enfermos que no pertenecen a este mundo de los toros, sentimos mucho su mal y nos solidarizamos con su sufrimiento y además ellos están tratados por excelentes médicos”.
En el cual el despiadado escribiente, ante la inmoralidad que es consciente de estar cometiendo, clasifica a los enfermos en dos categorías como muy para quedar bien ante los colegas. A unos los compadece y se solidariza con ellos, y a otros no, a otros nos ataca sin compasión, pudor ni reparos, y sin tener en cuenta el daño que podría estar causando. No sólo al individuo propiamente dicho con mala salud mental, sino a su entorno familiar también, pues fue publicado en un medio de comunicación y puesto a disposición de una audiencia incalculable.
Enfermos de la clase A y de la clase B, ¡qué verguenza!, o sea los “que no pertenecen a este mundo de los toros”, y los que si pertenecemos.
Unas preguntas para este señor ya que asevera que unos “están tratados por excelentes médídos” y de los otros el loquitonto personaje supone que no estábamos siendo atendidos.:
¿conoce don Tony Lumbrales y Lubrera el equipo de médicos que a mí me trató? ¿Se atreve siquiera a sugerir que en mi caso concreto mis padres y hermanos me abandonaron cuando más los necesité? ¿se ha parado el garrulo charro a pensar si en mi casa se pusieron todos los medios al alcance con un potente desembolso (gracias, papá, gracía, mamá) para que me recibieran las más afamadas eminencias nacionales?
La de la paraoia soy yo, cuando estos terroristas dinamiteros del alma ajena reproducen un estudio sobre semejante enfermedad en el mencionado texto, se refieren a mí. Pero yo no he padecido tal dolencia en mi vida, lo mío ha consistido en una depresión profundísima, de caballo, con una severa situación emocional de duelo (término siquiátrico) y agravada por un transtorno alimentecio fuera de todo control. Estoy de alta, sin médicación afortunadamente, y por desgracia la única obligación que tengo es no saltarme un régimen de comidas muy potente y pesadísimo.
Yo no soy, ni he sido paranoica jamás, Juan Antonio Hernández, y mucho respeto a las personas que lo sean exijo, y como usted comprenderá tengo a mi disposición un abultado dossier firmado por mi médico asegurándolo para presentar donde me pete, y por si acaso algún día me diera por remover la red del cuerno podrido, y denunciar.
Por otra parte, siempre ustedes sin dar nombres, caminando eternamente por el borde de la legalidad como la despreciable gente de ‘orden’, agrediendo pero sin mojarse, cobardes, cuánto mejor los delincuentes pues al menos se arriesgan a pagar y a acarrear de por vida con el desagradable peso de una condena.
Siempre sin dar nombres en su caso y por costumbre, usted es un frívolo que se ha creído un pensador, lo que nos quita toda oportunidad de defendernos a las víctimas, aunque, eso sí, facilitando los suficientes datos y tics para que seamos reconocidos por todos los lectores.
¿Esto es legal?
La de la paraoia de la que se habla en semejante bodrio en nombre del sacrosanto género del periodismo de investigación, soy yo, aunque yo según todos los doctores no soy ni he sido paranoica jamás. ¿Me siguen? Y no es que me invente yo caprichosa lo de que se refieren a mí debido a las alucinaciones que este hombre asegura que sufro, sino que el autor, torpe, lo deja claro y lo da a entender, desahogado, en el el texto que firma, tolay, cuando le pregunta a los lectores (a los que por otra parte cree tontos) lo que sigue:
“¿A que reconocen ustedes perfectamente a algunos?. Pues eso, otra gran contribución del Chofre a la Fiesta autentica integra y justa. Sin publicidad, sin vendernos, sin amistades con taurinillos y sin llegar al orgasmos con torerillos”, y blablablabla, sin publicidad, sin vendernos, sin amistades con taurinillo y sin llegar a orgasmos con torerillos, pues nosotros somos íntegros, auténticos y justos.
Y una curiosidad para finalizar, ¿de qué orgasmos hablará éste , de qué torerillo, a quién se referirá?
La Condesa de la Estraza
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1 comentario:
DE LOS ORGAMOS
CONDESA
FENÓMENA
LO MISMO DE ESTOS POLVOS
VIENEN ESTOS LODOS...
QUE EL CERDO
LE DEVUELVA
AL PEPE CARLOS
EL LIBRO DEDICADO
DE LA ASOCIACION
POR LO DEL VIDEO
DE MOCEDADES
COMO LA DEL ROSARIO
COMO PREMIO
A QUE LA CONDESA
ESTÁ LOCA...
VAYA GANAO
Y LO DICE
UN ABONADO DE
MADRID
QUE CONOCE A TODO
CRISTO..,
Tendidofaiv
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