UN COMENTARIO QUE MERECE UN POST

Caballero: Para empezar me gustaría decirle que su blog está siendo muy leído durante esta feria, y mucho más que eso, muy comentado. Yo para arrimar el hombro a favor de obra cada vez que me hablan de él obviamente lo pongo por la nubes como usted comprenderá. Pero además suelto, para hacerle rentable propaganda, que es el suyo el único blog de la cabaña redbull verdaderamente marginal a mi manera de ver.
Ya sabe usted, rodado amigo, que la gente de orden es muy snob y en cuanto oye la palabra marginal va y se vuelca con lo que sea porque la gente de orden es de orden porque no tiene más remedio, y no vea usted si le va una marginación cualquiera.

Le escribo para contarle que anda por aquí su enemigo Opsen, según todos los indicios, pues garantizarlo no puedo.
Hace ya bastantes días alguien me sopló que lo había visto en el tendido 3 -Señor, aleja de mí ese cáliz- pero como servidora a este impresentable chileno no le conoce de nada, tampoco le puedo asegurar que sea cierto lo que digo que me dijeron.
Pero la tarde de Morante, durante la corrida, alguien me puso un sms que decía, "opsen con ppc".
Hijos míos, y ahora me dirijo al orbe, trinqué primáticos, enfoqué, y allí debajo del tejado de la andanada octava se encontraba al lado del pobre conde de Estradas una especie de perro pachón, un tipo muy desagradable de aspecto, no feo, sino con una cara de esas muy mal parecidas. Ojo y repito que yo no puedo asegurar que semejante tipejo fuera el tal Opsen, pues repito de nuevo que yo al director de orquesta de cámara oculta de Chile no lo conozco de nada, y bien podría tratarse de otro otro ciudadano cualquiera.
No obstante, lo encontré exacto a la foto que de este esbirro sudaquilla circula por los blogs, aunque también me corroen las dudas porque parecía un fulano mucho mayor, canoso y con un bigote blanco que parecía un pegote de la masa de las croquetas que acabo de rematar para la cena, mientras me acordaba y le echaba maldiciones a este desgraciado "menorero".
La contemplación de imagen tan paranormal y tan a mano, los tengo enfrente geométricamente, me hacia evocar entre faena de Morante y faena de Morante con aquella luz de plomo que invadió la plaza, a un lienzo de la más genuína escuela tenebrista. Daban pena, no se enteraban de nada de lo que estaban contemplando, de nada, ni se inmutaban siquiera al sentirse elegidos testigos de la Historia sacrosanta del toreo.
Hombre que si me empapé, y no expresaban ningún gesto que indicara la mínima emoción con un resto de la plaza electrizada, eran dos hombres piedra, hasta que ya rompió el 7 con la pana levantándose todos a una, y el Rosco y sus derivados comenzaron a bramar durante la vuelta al ruedo. Fue entonces cuando estos dos postes con pantalones, dieron unas palmas frígidas con el mismo entusiasmo y compás que las daría una pareja de esquimales de la Laponia.
Ojo y advierto otra vez que yo a Marcelo Fortín (¡Dios, qué nombre!, un lujo literario propio de mi adorado Gabo) no le conozco de nada ni nunca he hablado con él ni le he visto en mi vida, ni a la viceversa. Lo único que sé de su plana existencia por los Paises Bajos reside en la nefanda impresión que me causa su bastarda presencia en la red en general y en este blog en particular. Más mi sospecha añadida, según información que me facilitaron hace ya tiempo, de que pudiera ser Opsen von Karajan aquel cruel Don Julián que me torturó el año pasado durante el verano entero desde el más completo anonimato. Aquella repelente sombra que decía ser mi mentorante, de la mar océana, que se permitió entrar en mi morada pezonera a agredirme con verdadera falta de piedad.
¿Alguien sabe lo que es un mentorante?, yo entonces, no; ahora, sí.
Y que aperecía Don Julian mi mentorante del otro lado de la mar océana por todos lados vejando mi persona hasta límites inquietantes, que por pocas consigue que se me fuera de nuevo la cabeza a otros estadios mentales y de nuevo volver a ser enchiquerada, humillaciones e insultos muy difíciles humanamente de controlar sin perder los nervios, pueden creerme.
Pero la vuelta a la omelette parece dada -qué curro- y no quiero tampoco parecer ante la audiencia una mujer quejica después de lo que me he comido.
Pues vine a desembuchar y he desembuchado, Caballero, así que queda informado de que por aquí anda este saco de patatas andino, que de estar servidora acertada en su sospecha algún día tendrá que apechugar con las consecuencias de su diarrea mental y aclarar el por qué de aquella brega tan hijaputa a una desconocida, yo, a ver, ¿por qué?, ¿quién se la ordenó?, ¿recibió alguna prevenda a cambio más allá de una entrada en el gallinero?, ¿quien estaba detrás organizando y dosificando el castigo que se me aplicó?

No olviden, Caballero y demás amigos, que poseo un polvorín de comentarios en mi blog que meten miedo, archivados sin publicar y gitanamente muy a la espera, y que hace chico el polvorín oculto a todo lo que ya les han contado a ustedes en las diversas cherrijanas contra mi persona, y el vil cachondeo que se trajeron algunos con mi servidora cuando esta banda de desalmados pensaban que "todo el monte es orgasmo" con torerillos.
Algunos comentarios a los que me refiero, con sus IP localizadas ya, hago saber que fueron enviados desde tres empresas diferentes, al menos una del ¡Estado!, lo cual significa que existe gente a barullo que desde su puesto de trabajo además de no dar ni clavo, delinque.
Ando de noche por entre barandillas de mi azotea madrileña paseando muy shakespeariana con una calavera entre las manos llena de dudas, no sé si marcarme un striptease integral y enseñar por derecho las escandalosas miserias de determinados terroristas del alma ajena, o más bien que me reserve para lo que está por venir.

Un cordial saludo a todos ustedes y perdonen estos personalismos que entiendo necesarios, feliz semana torista de toros.

La condesa de Estraza