Es verdaderamente un palizón para la gente que estamos en el ajo y un maltrato al público que ve la feria por la Digital, el presenciar las imágenes de un espectáculo retransmitido en directo y que dos voces como son la de Manuel Molés y la de Manuel Caballero te cuenten algo que no tiene nada que ver con lo que la pantalla te sirve.
A Chenel Antoñete no se le incluye como voz, puesto que lo suyo es una sicofonía.
Y cuando los actuantes pertenecen a la cuerda de la oficialidad ya es que la cosa llega al paroximo, y si está Ponce en el cartel apaga y vámonos a tomar algo. ¿Por qué el taurineo de micrófono y techa le tiene verdadero terror a este torero pueblerino y lo veneran como a un dios sabiendo que es uno más?
Oígan, que los escucha usted hablar -en público, que en privado es despellejado como cualquiera- y es como si hablaran de un mito fantasmagórico que causa pánico en la sociedad jet del encinar, capital Cetrina. Un Belfegor de la braña atemorizando al personal con una sábana en la cabeza como todo camuflaje: el único torero de la historia del toreo al que ninguna tribuna de alcance le ha hecho jamás una crónica desfavorable, un caso clínico en la clínica, la repera limonera.
El discurso que gastamos no vale, o se cambia de urgencia o el fin está más cerca de lo esperado.
Así, el telespectador hoy, quinta de feria de Zaragoza, ha tenido noticia de que se ha retirado del toreo Luis Francisco Esplá porque hace lustros tomó la alternativa en la plaza de la Misericordia y quería despedirse en las mismas arenas de las que arrancó, rodeado de los suyos, como en familia. Pero luego la cosa no queda tan clara pues parece ser que Esplá de lo que se despide es del toreo en España, cuando el grueso de la población pensaba que se había despedido en su histórica tarde venteña de junio dejando rúbrica eterna, como así se lo contamos en su momento a la audiencia santa que ya ha perdido la cuenta y toda esperanza de entendernos y por lo tanto se dedica a la consumición de otras ofertas de ocio.
Que no, que no se despidió Esplá por la feria del Aniversario con aquel toro de Victoriano del Río, que eso fue la despedida de Madrid y luego se ha paseado por España con todo el derecho del mundo para cerrar la temporada en Zaragoza, y adiós Bambino.
"Pues va a América", y dale, "y además ha dicho David Casas que una vez que se corte la coleta en Ámérica se vestirá de luces rápido para darle la aternativa a su hijo Alexexplá", y dale.
Lo cual no quita para que el único torero que allí hubo esta tarde fuera el viejo maestro de Alicante, por trazo, por colocación, por compostura, hasta por un postrero brindis a su bella y juvenil esposa, tras largo y tortuoso camino como el que debe resultar el compartir la vida con un matador de toros.
Para la conmemoración se escogió una corrida de El Puerto, destartalada, de esas a las que por Salamanca, zona de Carreros, se les llama crotalona. Muy en atanasio, andarina, y como manda el tipo de la casa muy patilargos los tres toros primeros.
Con el cuarto cambió la cosa pues, aunque huidizo y flojo, manso también, no es que fueran más bravos los tres últimos que sus hermanos corridos en primer, segundo y tercer lugar, es que dieron la sensación de como si tres mansos animales irracionales se hubieran crecido delante de otros tres mansos inteligentes: tres toros mansos que se vinieron arriba seguramente porque más mansos que ellos eran sus matadores.
Lo de Ponce clama al cielo, incapaz de ligar dos muletazos seguidos, se viene tirando el rollo y, con esa cabeza tan bien amueblado que le cantan, diera la sensación que se le cruza un bargueño del rococó de vez en cuando. Rectifica constantemente sin que se note, o eso cree él, en un afán de alcanzar el sitio de torear que jamás consigue. Bufado últimamente, descargando la suerte por sistema, tan cansinamente superficial, pío sin halo, y matando de chalequera como acostumbra.
Pueden creerme que Enrique Ponce me pareció Lagartijo si lo comparamos con su más aplicado discípulo, que creo que sí le afectó el no cuajar el segundo toro de Cuvillo, de nombre Pantomina, gracias, COPE, pues esta tarde, ido, se le fue vivo el tercero a los corrales a un anodino Miguel Angel Perera al que la oxidada máquinaria del toreo quiso oponer a José Tomás el año pasado y ahí lo tienen hecho un espantapájaros.
LA CONDESA DE ESTRAZA
martes, octubre 13, 2009
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2 comentarios:
El mayor desastre no es que a Perera se le vaya vivo un toro. El auténtico desastre es que hubiera gente que lo APLAUDIÓ!!! Y luego los pretextos: "Es que no oí el aviso" "es que nadie me avisó del tiempo" y el apoderado:"es que el reglamento"... entonces que propongan un reglamento pegapasista para las faenas de este señor y otros muchos y que solo se use el mencionado documento cuando ellos torean. O que baje el presidente, ZP y Obama a preguntarle ¿A qué momento quieres el aviso hijo?
El mundo al reves! Cuando a cierto Genio del Toreo le da por abreviar, ante las nulas condiciones de sus toros, la gente abronca con saña, mientras que cuando al sr. Perera se le va vivo un toro, por aburrirlo y aburrir a la concurrencia por 10 minutos sin contenido, más escandalo a espadas, la gente le APLAUDE!!!
Lo de sicofonia genial Sra. Condesa que forma exacta de retratar una realidad.
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