En el primer festejo de la feria de El Pilar celebrado hoy en la plaza de toros de Zaragoza, se ha lidiado una novillada de los hermanos Lozano, de los que se comenta en los madrileños cenáculos burgueses de altura -capital Embassy- que tras su paso por la plaza de Madrid en calidad de empresarios se han comprado cinco fincas. Horreur. Pero como en este espacio no nos hacemos ecos de los rumores del latifundio enfrentado, se aconseja así mismo que no hagan ni puto caso al rumor, aunque tampoco se olvide nadie de la estelar aparición en el panorama ganadero nacional de la dehesa El Cortijillo y de que su correspondiente ganadería titular da que pensar.
La novillada de hoy, una corridita de toros por presentación, fue mansa, aunque nos resultó entretenida seguramente porque se movió y porque, debido a edad y cuajo, puso en aprietos a los muchachos anunciados y los midio valentona. Dos pegapases en estado puro con espléndido futuro en el pegapasismo nacional y en una Fiesta actual tan destajista. Dos: José Manuel Más y Juan Carlos Rey, que por allí anduvieron los dos deambulado en una plaza misericordiosa que registró una pésima entrada en su convocatoria menor.
Alto ahí, que me cameló el tercer espada de verdad, como lo digo, hacía mucho tiempo que no me gustaba tanto un novillero que mantuvo mi atención hasta el punto que deseaba una que pasaran los otros dos y llegara él, segura por supuesto de que no estabámos ante un estilistas. Ya me fijé yo personalmente entres ese derroche de looks de los minutos previos cuando entrevista el Plus a los de luces, de que Luis Miguel Casares no está aquí para ronear de torero sino que lo más probable es que esté para hacerse rico y cobrar facturas anteriores. Gomina y rizos fuera, el maño se presentó al foso en caña y oro abarrotado de acné y un pelo procedente de sudor diario o directo de la vendimia otoñal.
Declaró que estaba tranquilo mostrando tranquilidad, joder, qué desparpajo, y en el primer quite de su correspondencia, super embarullado el quite, ya dijo aquí estoy yo, inamovible, entre telas y cuernos.
El peor lote se lo llevó, pero diera la sensación que el novillero Casares pudiera estar canino y que llegara al toro en tiempos de abundacia con ganas de comerse el mundo.
LA CONDESA DE ESTRAZA
viernes, octubre 09, 2009
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