lunes, junio 09, 2008

COMENTARIOS SOBRE EL REJONEO

Sabido es que desde que el reglamentario despunte de los toros se convirtió en salvaje mutilación, no voy a los festejos de rejones, porque estos modalidad perdido todo sentido y sentido no solo hacia los toros al mutilarlos salvajemente, también porque se la perdió a los caballos los actuales que pasaron de ser colaboradores mimados del rejoneado, era un oprobio para que se los tocara el toro, al igual que cuando era verdadero ósea en puntas.

Pero desde la utilización el caballo ha pasado a ser un objeto no vivo para pasar a ser objeto inanimado de los rejoneadores, el toro mutilado le cuesta mucho muchísimo acertar en la presa por la falta de distancias y mas herir partiendo la piel ambas cosas debidas a la salvaje mutilación, pero no espectáculo de rejoneo donde para mayor lucimiento del energúmeno que va a los lomos los caballos no sean alcanzados un, dos o hasta tres veces en el mejor de los casos, por un animal de mas de 500 Kg. o mas lanzado a 20 Km, por horra no se ve sangre y para el publico todo esta bien, pero las lesiones internas también llamadas cornadas internas) son múltiples para los nobles equinos, al servicio de la mayor (pero penosa) gloria de un individuo que no se atreve a enfrentarse en igualdad al toro, aun hoy pocos es verdad, y a pesar de la salvaje mutilación si hay que bajar a matar hacen salir al sobresaliente.

Ahora un avance mas hacia la barbarie, se enseña un rumiante como es el caballo a morder agresivamente, no como defensa improvisada que es cuando lo hacen los caballos, sino midiendo la distancia y con todo el sentido del depredador, la semejanza con los antiguos espectáculos del circo romano no puede ser mayor, lucha de animales y en desigualdad total de condiciones para mayor vergüenza de la civilizada sociedad del sigloXXI.

Diego Ventura como mínimo debería ser sancionado y con dureza no simbólicamente, además que estos hechos por su crueldad gratuita dan una razón que no saben aprovechar los antitaurinos, porque a mi si pidieran mi firma para prohibir el rejoneo tal y como se practica ahora no dudaría en darla.

En la corrida a pie, aun con todos los desmanes, que se protestan y controlan (más o menos) pero todo el mundo es consciente de ellos cuando suceden y reacciona, sigue existiendo el respeto a los intervinientes.

Al toro al que de deben hacerle las cosas poniendo la vida en riesgo quien las hace y según que cosas como hacen los Sres., de a caballo provocarían una alteración de orden publico, y respeto para el mismo matador, el único que lo ha perdido es el picador que bien o mal ya se ha empezado a cuestionarse su forma actual de realizar la suerte.

Pero hasta el mismo Padilla en lagunas ocasiones a demostrado gallardía ósea respeto por si mismo y por el toro, con una cogida en la femoral con un torniquete mato a un toro y en un plaza de no excesivo compromiso como Melilla, ejemplos como este a cientos, y hasta en el 94 un picador se acordó del respeto de salir de luces a una plaza de toros, Anderson Murillo que después de un derribo que provoco evisceracion total de los testículos, volvió a montar peleándose con todos los compañeros incluido Rincón que querían impedírselo, al grito de ¡he venido a picar y eso voy a hacer! y vaya si lo hizo, ante la admiración general de los aficionados.

El toreo a pesar de su degeneración evidente aun sigue siendo una manifestación ancestral y cultural, con reglas, mitos y tabúes, uno de ellos el respeto al toro, el rejoneo se ha convertido en un insulto a la inteligencia y en un maltrato injustificado a dos animales el toro y el caballo para mayor beneficio de un hombre que no expone los mas mínimo y se convierte de facto en parasito de los nobles animales.

Si estos señorítos quieren llenar su bolsillo, a la mayoría poca falta les hace, para gratificar su soberbia o lo que sea, que se dediquen a la hípica o a los espectáculos ecuestres, donde ni se lesionada a ningún ser y además se respeta al caballo.

Los dos últimos dignos fueron Moreno Pidal que en muchas ocasiones rejoneaba en puntas y Leonardo Hernández que lo hizo una vez, a partir de ellos vergüenza e indignidad.

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